TIPOS DE EXAMENES PARA UN ADMINISTRADOR
En un proceso de oposición puedes encontrarte con diferentes formatos de examen, que pueden ir desde un “simple” test a una prueba escrita que has de exponer ante un tribunal.
En los procesos de selección para elegir al candidato más idóneo para un puesto de trabajo o en las oposiciones, se realizan test psicotécnicos, un conjunto de herramientas que permiten definir el perfil de los candidatos a un empleo o a una oposición.
Como sabéis existen diferentes tipos de test psicotécnicos dependiendo de la empresa que realiza el proceso de selección así como del tipo de oposición a la que optan. Los test psicotécnicos más utilizados son los de personalidad clásica, aptitudes y personalidad proyectiva.
Los test de personalidad clásica, son aquellos que determinan el carácter y los rasgos de personalidad de una persona. Los más conocidos son el inventario de temperamento.
Algunos de los datos que se pueden obtener con este tipo de test psicotécnicos son el nivel de adaptación de la persona al cargo que pretende ocupar así como la conducta de este en su puesto de trabajo.
Lo recomendable en este tipo de prueba es contestar a las preguntas que nos planteen con sinceridad, ya que suelen introducir escalas de mentiras cuya finalidad es descubrir la tendencia a no mentir.
A este tipo de test de personalidad clásica se les llama también psicométricos.
Otro tipo de test psicotécnicos son los de aptitudes, que determinan las características potenciales de una persona así como sus aptitudes intelectuales. Existen diferentes test de aptitudes desde inteligencia, razonamiento para el soporte verbal, razonamiento para el soporte no verbal, de memoria, motricidad, destreza y habilidad, de reacciones psicomotrices, de aptitudes sensoriales, de creatividad, de aptitudes particulares…
Los test de personalidad proyectiva, permiten llegar a lo psíquico inconsciente. Son complejos de tratar y diferentes los unos de los otros.
El test más utilizado es el de rorschach o el test de las manchas. Consiste en mostrar a la persona una serie de diez láminas caracterizadas por su ambigüedad y a las que la persona que es sometida debe determinar el significado de las mismas.
Muchas veces desconocemos su contenido y alcance. No existen respuestas correctas y eso los candidatos debemos tenerlo en cuenta.
Las pruebas de una oposición, son limpias sin trampa ni cartón. Sin embargo, a pesar de que el procedimiento es lo más legal posible a veces hay casos en los que los opositores se revelan.
La impugnación de las preguntas en una convocatoria de un organismo público, en este caso, el SALUD, se realiza de la misma manera que cualquier otro acto administrativo. Mediante un escrito predeterminado, las personas que quieren impugnar interponen un recurso a la administración pública, y luego ella determinará a qué persona debe llegarle. El procedimiento lleva un tiempo y en ocasiones puede llegar a la jurisdicción contenciosa-administrativa.
Los opositores están en su derecho de impugnar si no están de acuerdo con el examen que les han puesto. El contenido del examen puede no ajustarse al temario, o ser demasiado complejo para el tipo de oposición, es en estos casos cuando los opositores unen fuerzas y hacen una reclamación colectiva.
El caso de estos opositores no es un hecho aislado, en la prensa constantemente aparecen revuelos entorno a determinados procesos de oposición. Como dice el refrán… “Cuando el río suena, agua lleva”.
El examen escrito es un medio por el cual nosotros los opositores “nos vendemos”. En él se ponen a prueba nuestros conocimientos en la materia, aunque a veces el resultado no sea el esperado.
Para que los resultados del examen sean buenos y como se suele decir “nos luzcamos”, es aconsejable seguir unas pautas que todo buen opositor debe conocer. Aquí los presentamos algunas de ellas; fáciles de seguir.
Lo primero de todo, quizás lo más importante, cuando te encuentras ante un examen escrito es hacer una primera lectura.
En ella, leeremos detenidamente todas las preguntas para tener una idea global del examen.
Una vez leídas todas las preguntas, contestaremos en primer lugar aquellas en las que estemos seguros, en las que sabemos de ante mano la respuesta. Podemos ayudarnos de pequeños esquemas (en el caso de que se trate de una pregunta de desarrollo) nos facilitará la redacción del tema para expresarlo de forma ordenada y correcta.
Recordar que debemos ir al grano en lo que desarrollamos, no debemos meter paja para que parezca que sabemos más del tema. Nuestro consejo es que se desarrolle el tema lo necesario; de forma clara y concisa.
Otro consejo cuando se contestan las preguntas, es argumentar la respuesta en todo momento. Si podemos poner ejemplos, hacer alusión a alguna ley o autor, aportará credibilidad a nuestra respuesta.
Regla de oro sin lugar a dudas, es escribir sin ninguna falta de ortografía. La presentación de un examen también cuenta por lo que un texto bien escrito, con coherencia narrativa, bien presentado con sus correspondientes espacios con letra clara y legible, es agradable a la vista. Siempre es bueno facilitarle al tribunal de la oposición la corrección. Son muchos los que se presentan a las pruebas en unas oposiciones, y un examen bien presentado suma puntos.
Contestadas todas las preguntas en las que tenemos clara la respuesta, nos centraremos en aquellas que tengamos dudas.
Seguro que haciendo un pequeño esfuerzo y pasados los nervios del principio, vamos recordando y podemos ir completando nuestro examen.
Si ya hemos terminado de contestar a todo, es bueno realizar una lectura final. Nos aseguraremos de revisar la redacción y de que nuestras respuestas sean correctas.
Por el momento examinarse en las oposiciones es inevitable por lo que si seguimos estos consejos “bordar” el examen sea más sencillo.